Yo quiero ser periodista
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Yo quiero ser periodista
Bueno, más que periodista en general, a mí lo que me gustaría es ser decidor de noticias en el telediario. Es que me tienen impresionado estos tipos y tipas que salen en la pantalla, que nos cuentan unas cuantas catástrofes naturales con montones de muertos, cinco guerras con montones de muertos, tres accidentes con montones de muertos, tres asaltos a mano armada con montones de muertos, cuatro estafas monumentales con montones de familias que se han quedado sin ahorros y tiritando y pronto pasarán a engordar las listas de los montones de muertos, una violación, un accidente infantil mortal, un caso de pederastia y el mal tiempo previsto sea porque va a hacer demasiado frío o demasiado calor. Y nos cuentan todas esas cosas tremendas desde un aspecto personal perfecto, impecable, sin arrugas de ninguna clase, ni en la cara ni en el vestido, y sobre todo, sin despeinarse nunca. Jamás. Hubo un tiempo en que habían locutores calvos o con poco pelo, como Mariñas o Pedro Delgado, pero ahora ya no pasa.
Comprendo que en las películas, los periodistas decidores de noticias, cuando llegan a casa por la noche al finalizar la jornada laboral, lo primero que hacen es ponerse un guisqui on the rocks o abrir una botella de buen vino y servirse un trago con cara de agobio y cansancio infinito, como quien considera que ha cumplido su misión un dia más. Una misión muy difícil, debo reconocerlo, como la de hacerse millonarios a base de informarnos diariamente de lo jodio que está el mundo, y si no lo está tanto, como si lo estuviera, que resulta que si por fin se casa el Rainiero ese de Mónaco, lo importante es que la novia quería escaparse en el último momento y la pillaron por los pelos en el aeropuerto; y si nacen niños en el mundo, lo que es una buena noticia, resulta que es un problema, porque a continuación hablan de superpoblación y de hambre en el mundo.
Lo que sea con tal de tenernos bien informados, aunque sea malo, de todo lo que nos espera por haber tenido la mala idea de nacer en este valle de lágrimas. Claro que si nos hubiéramos ahorrado estas malas ideas a lo mejor ellos se hubieran ahorrado las malas noticias. Entonces todos seríamos felices y comeríamos perdices porque no habrían malas noticias. Ni tan siquiera habríamos nacido para escucharlas. Yo creo que es lo que deberíamos hacer, negarnos a nacer. Así les ahorraríamos el mal trago de dar malas noticias y sobre todo el mal trago ese que se atizan en su casa por la noche, cuando cumplido su jodido deber nos han dejado a todos jodidos y listos para irnos a la cama a soñar con las pesadillas. Y de paso ellos dejarían de poner en riesgo su hígado y serían mucho más solidarios porque serían mucho menos millonarios. Como todos los demás.
Os he dicho que yo quiero ser periodista? Ni en mis peores pesadillas.
Comprendo que en las películas, los periodistas decidores de noticias, cuando llegan a casa por la noche al finalizar la jornada laboral, lo primero que hacen es ponerse un guisqui on the rocks o abrir una botella de buen vino y servirse un trago con cara de agobio y cansancio infinito, como quien considera que ha cumplido su misión un dia más. Una misión muy difícil, debo reconocerlo, como la de hacerse millonarios a base de informarnos diariamente de lo jodio que está el mundo, y si no lo está tanto, como si lo estuviera, que resulta que si por fin se casa el Rainiero ese de Mónaco, lo importante es que la novia quería escaparse en el último momento y la pillaron por los pelos en el aeropuerto; y si nacen niños en el mundo, lo que es una buena noticia, resulta que es un problema, porque a continuación hablan de superpoblación y de hambre en el mundo.
Lo que sea con tal de tenernos bien informados, aunque sea malo, de todo lo que nos espera por haber tenido la mala idea de nacer en este valle de lágrimas. Claro que si nos hubiéramos ahorrado estas malas ideas a lo mejor ellos se hubieran ahorrado las malas noticias. Entonces todos seríamos felices y comeríamos perdices porque no habrían malas noticias. Ni tan siquiera habríamos nacido para escucharlas. Yo creo que es lo que deberíamos hacer, negarnos a nacer. Así les ahorraríamos el mal trago de dar malas noticias y sobre todo el mal trago ese que se atizan en su casa por la noche, cuando cumplido su jodido deber nos han dejado a todos jodidos y listos para irnos a la cama a soñar con las pesadillas. Y de paso ellos dejarían de poner en riesgo su hígado y serían mucho más solidarios porque serían mucho menos millonarios. Como todos los demás.
Os he dicho que yo quiero ser periodista? Ni en mis peores pesadillas.
Blanco Nuclear- 1 Champions
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