La permuta

El otro dia lei una cosa que me turbó, o sea, que intranquilizó mi intelecto hasta desasosegarlo de tal manera que me acompaña como una obsesión durante todo el tiempo. Se trataba de un artículo de prensa en el que salía una chica -no sé si era guapa o fea, alta o baja, rubia o morena, joven o madura (seguro que vieja no era)- que afirmaba que a ella le gustaban únicamente los hombres sin pelo. Al principio creí que se refería a los calvos, que ya se sabe que no existen, y por eso me interesó el tema. No porque la alopecia me ataña a mí personalmente, nada de eso, sino porque yo tengo varios amigos que son calvos y me pareció que podría darles alguna alegría o consuelo frente a su injustificado complejo de bola de billar, según me parecia a mí por el tono del artículo. Pero pronto caí en la cuenta que la chica no se refería a los hombres alopécicos sino a los hombres depilados. O sea que a ella sólo le gustaban totalmente depilados. Lo que en seguida me llevó a calificarla de mala puta, no por mí, sino por mis amigos, porque ya se sabe que los hombres calificamos así de manera automática a cualquier mujer que se atreve a decepcionar cualquiera de nuestras expectativas (o las de nuestros amigos), más o menos infundadas.

Pero hasta ahí no se había producido turbación o desasosiego alguno en mi intelecto (será, quizás, porque no tengo). Lo que me turbó fué su afirmación final: "al fin y al cabo sólo exigo lo mismo que yo ofrezco". Esta afirmación me excitó, lo reconozco. Pero la excitación me duró poco, y pronto entré en una actitud de turbación desasosegada o de desasosiego turbado (aún no lo tengo decidido) que perdura hasta el dia de hoy. No puedo quitarme la dichosa frasecita de la cabeza. Y lo jodido es que ya me está produciendo efectos colaterales indeseables.

Uno de ellos es que estoy cada vez más convencido de que esa tia es puta. A lo mejor sólo es un poco puta y ella no tiene la culpa, pero está claro que, de alguna manera, se trata de una mujer que comercia con su cuerpo. Lo que pasa que lo hace de una manera novedosa. Hasta ahora yo creía que el tráfico de cuerpos y líquidos se concretaba en la figura jurídica de la compra y venta o del arrendamiento de servicios. Pero esta chica dice que a ella lo que le va es la permuta, eso es, que cambia su cuerpo depilado por otro cuerpo, distinto al suyo, pero también depilado. Una puta que se dedica a la permuta, intercambiando una cosa por otra de la misma especie y calidad. Cosa así no había conocido yo nunca. No me digais que la cosa no es novedosa.

Lo que me lleva a pensar otra cosa: en vez de depilado, aceptaría la chica un cuerpo simplemente rasurado? O lo considerará una estafa sexual? Si tiene hijos con pelo en pecho los arrojará por la roca Tarpeya cuando tengan 18 años? Qué hará si le sale una niña con bigote?

No sé vosotros, pero yo, de momento, he concertado hora con un salón de belleza que me pilla lejos de casa (en estas cosas siempre conviene mantener la máxima discreción posible) para hacerme una depilación integral de la cabeza a las uñas de los pies, porque creo que lo próximo en el tráfico de cuerpos y líquidos va a ser que nos exigan no tener uñas, que ya se sabe que son unas cosas muy molestas, que arañan cuando los hombres y mujeres andan enredados bajo las sábanas intercambiado sus cuerpos y sus líquidos. Por si acaso.

Y los ojos? Tendremos que arrancarnos también los ojos para no ver al otro cuando permuta contigo? Porque dicen que hay miradas que pueden ser muy molestas. Incluso, se dice que hay miradas que pueden matar. Así que, mejor sin ojos. Yo por eso permuto cada vez menos. Porque, qué quereis que os diga, para permutar con alguien sin pelo, sin uñas y sin ojos, mejor me lo hago yo sólo. Y es que he llegado a la conclusión de que no me gusta esto de permutar con Frankenstein, ni aunque sea en versión femenina.