De Facebook, el azar y la necesidad

Ya lo dijo Monod, que los hombres tienen necesidades que satisfacen por puro azar. Nada de análisis sesudos, ni de previsiones previsoras, ni de decisiones inteligentes: la satisfacción de las necesidades de la humanidad depende de la suerte.

Esta teoría tan chiripitiflaútica que nadie se quiere creer porque de ser cierta resultaría un escándalo y para matarlos a todos, se cumple a rajatabla en el caso de Facebook, que salió a bolsa con una previsión de alza o revalorización del 25 por ciento y un mes después ha perdido el 30 por ciento de su valor. O sea, que los analistas y entendidos que entienden de esto, y por eso cobran millonadas que ni vosotros ni yo podemos imaginar, se han equivocado en sus análisis y previsiones de expertos supercualificados en el 50 por ciento de la previsión. O, lo que es lo mismo, tiraron la moneda de Facebook al aire con la esperanza de que saliera cara y ha salido cruz. Como la vida misma.

Y por eso me rio yo de los análisis que nos ofrecen políticos, periodistas y expertos de todas clases para salir de la crisis por todas partes menos por una que nos une a la salida: que es la buena o mala suerte que tengamos para sobrevivir a la misma. Porque todo en la vida es cuestión de Providencia, digo, de suerte, como decía Jacques Monod.

Por eso me voy a comer ahora mismo una tortilla de patatas, no sea que tengamos la mala suerte de que se nos acaben las patatas con la crisis, o los huevos, que eso aún sería peor. Porque me he enterado de que en un Instituto de expertos financieros y económicos de Massachusets, que están analizando sesudamente la crisis económica que nos azota y sus imposibles soluciones, acaban de tirar al aire una gallina para dilucidar el enigma del huevo y la gallina y lo que fué antes, según como caiga la gallina. No vaya a ser que en medio del experimento la gallina extienda sus alas y se convierta en un cisne y se ponga a volar y no caiga como estaba previsto. Lo que significaría que antes fué la patata, como nadie había previsto. Y es que yo puedo vivir mientras analizan como Facebook se arruina o la crisis nos azota, o sin saber qué fue antes, si el huevo o la gallina: pero nunca sin la necesaria tortilla de patatas. Eso sí que sería mala suerte, y una falta de previsión imperdonable.