Hotelito para una escapada de fin de semna

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Al valorar el Burj Al Arab se quedaron sin estrellas. No había suficientes en la clasificación tradicional de los hoteles. El Burj Al Arab, de Dubai, ofrece muchísimo más que los hoteles tradicionales, por lo que fue el primer hotel en conseguir siete estrellas.
Desde que el avión se aproxima al ultramoderno aeropuerto de Dubai, ya percibimos sobre el mar la silueta en forma de vela del hotel Burj Al Arab. Sus 321 metros de altura y 60 plantas lo convirtieron durante mucho tiempo -fue inaugurado en 1999- en el hotel más alto del mundo.

El control de acceso al hotel es de lo más estricto
Este hotelito, capricho de jeques para mostrar el poderío del emirato, esta erigido sobre una isla artificial y se conecta al continente por medio de una carretera exclusiva. El acceso está estrictamente controlado, y sólo se puede traspasar el control de entrada si eres huesped o tienes reserva para cenar y tu nombre aparece en la lista. Si eres cliente, te pueden llevar y traer del hotel en un Rolls Royce Phantom o, si tienes prisa y no quieres cruzarte con los demás, puedes moverte en helicóptero.
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Aquí todos los huéspedes tienen un servicio personalizado y disponen de nueve restaurantes para elegir. En las habitaciones puedes encontrar camas giratorias, cine, ordenador portátil con conexión a internet, o cinco personas a tu servicio de forma permanente. Las suites tienen dos pisos con escalera interior, living, salón, bar privado, baño para invitados, vestidor, un dormitorio para perderte y un jacuzzi. El ‘lujo asiático’ está por todos lados, con decoración a veces recargada, cristal de murano y oro por doquier. Todo es un poco excesivo y hasta algo hortera, pero por estos lares les gusta así: sobre tu cama puedes ver colgado un enorme espejo en el techo…
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En el Burj Al Arab hay excelentes restaurantes a precios astronómicos, pero es la única forma que un ser humano normal tiene de acceder a este lujo. La broma, mirando mucho el menú con calculadora, rondaría los cien euros por persona sin excesos. Puedes elegir entre cenar en el Al Muntaha, a 200 metros de altura, o bien en el Al Mahara, bajo el mar y con los pececitos alrededor como si estuvieran en un enorme acuario.
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Restaurante submarino Al Mahara
Para la construcción del hotel se emplearon los materiales más refinados y caros: granito azul de Bahía, mármol de Carrara, piedras preciosas o láminas de oro de 22 quilates de la India.

En el parking del hotel te puedes encontrar los coches más exclusivos: Ferrari, Lamborghini, Bentley, Bugatti…
Si deseas darte un capricho de verdad, puedes dormir una noche por no menos de 1.500 euros y, si quieres tirar la casa por la ventana, tienes una suite por unos 30.000 euros. Lo cierto es que el hotel no tiene habitaciones ‘normales’: la suite más pequeña tiene 169 metros cuadrados, y la mayor nada menos que unos 780.