Yo tenia un papel de váter

Yo tenía un papel de váter. Era un papel fino, amable, familiar, que daba para que todos nos limpiásemos el culito en nuestra casa, cada cual con su cagada. Los mayores se limpiaban el culito ellos solitos y a los pequeñitos se les ayudaba a limpiarse el culito, hasta que fueran mayorcitos y pudieran limpiárselo ellos solitos. Todos estábamos conformes y de acuerdo con el dichoso papel de váter con el que nos limpiábamos unos y otros en franca paz y armonía.

Entonces, un día, un tipo tocó al timbre de nuestra puerta, y nos propuso un nuevo producto, que él había inventado para limpiarse el culito en caso de necesidad. Se trataba de un gel revolucionario y muy caro, que, según él, era el futuro en materia de higiene para el culo. El tipo en cuestión procedía de un país muy rico al parecer, y muy culé, donde llevaban años intentando convencer a la gente de allí, que se limpiaran el culo con gel en vez de con papel de váter.

Según nos dijo el tipo aquél, ya tenían casi convencida a la mayoría de la población de su país para que sustituyeran el papel de váter que se usaba en todas partes por el gel que ellos habían inventado sin encomendarse a dios ni al diablo, aunque bastantes habitantes recalcitrantes de aquel país seguían empeñados en seguir usando el papel de váter, como venía haciendo todo el mundo desde tiempos inmemoriales. Y ahora querían exportar dicho gel al resto del mundo vecino y lejano, cambiando totalmente las costumbres hasta entonces establecidas y pactadas por todo el mundo para limpiarse el culito con papel de váter.

Por eso me ofrecía su producto, de una manera pacífica y democrática, para que lo comprásemos y lo utilizásemos en nuestra casa, y que ya veríamos lo bien que nos iría haciéndole caso y sustituyendo el papel de váter por el gel. Y yo fuí y lo compré, ingenuo de mí. Al cabo de poco tiempo comprobé que el gel de los cojones era complicadísimo de utilizar y no creaba más que problemas en la convivencia familiar. Porque para usar dicho gel se precisaba de bidet, ya que con el gel te limpiabas el culito, pero luego habia que limpiarse el gel del culito. Y resulta que no todos los baños de la casa tienen bidet. Así que se armaban follones para ir a cagar, en función de que el baño tuviera o no bidet para poder usar o no el gel. Además resulta que el gel provocaba irritaciones o excemas si no te lo limpiabas bien después de limpiarte el culito con él. Encima se necesitaban montones de toallas para secarse el culito después de utilizar el gel para limpiarse el culito y el bidet para quitarse el gel del culito. Mi señora estaba hasta el moño de poner lavadoras a reventar de toallas, los pequeños de que les tocasen el culito lleno de gel, los mayores del tiempo que perdían en toda la operación, y yo de la factura que me pasaron por consumo de agua, sin contar con el coste del gel. Total, que nos dimos cuenta de lo bueno, barato y eficaz que era el papel de váter con el que nos limpiábamos todos el culito en buena paz y armonía familiar. Y es que el papel, aunque sea de váter, es una cosa muy importante parala higiene personal y no se puede cambiar así como así, a la ligera. Y por eso decidimos todos volver al papel de váter para limpiarnos el culito y olvidarnos del gel que no nos daba más que problemas y malos rollos.

Por cierto, no sé si os lo he dicho, pero el que me vendió el gel para limpiarnos el culito, era nacionalista catalán y culé. Si toca a vuestra puerta para ofreceros el puto gel, no le hagais ni caso. Nada como el papel de váter para limpiarse el culito todos juntitos, en armonía y buena convivencia. Aunque ellos se empeñen en llamarlo Constitución Española de 1978.