Carta abierta a Pep Guardiola

Sr. Guardiola,

Como aficionado al fútbol, y madridista de toda la vida, me veo obligado a contestar sus insidiosas acusaciones, vertidas en la última entrevista que Vd. ha concedido a un medio inglés sobre la situación actual del equipo que Vd. dirige y que está con el agua al cuello por 115 incumplimientos del fair play financiero, presuntamente realizados por el Manchester City durante la época que Vd. y su entorno culé tomaron la dirección de ese club de fútbol.

Dice Vd. que "quieren borrarlos de la faz de la tierra". ¿No será más bien que es Vd., y los que con Vd. colaboran desde la gerencia, quienes quieren "borrar a todos los demás de la faz de la tierra" con actuaciones ilegales que incumplen sistemáticamente las reglas de la competición?

Si nos atenemos a su carrera profesional observaremos lo siguiente:

Primero.- Vd. fué acusado de doping, una cosa que tiene que ver con tomar drogas, y condenado por ello cuando era jugador del Brescia por consumo de Nandrolona. Finalmente fue Vd. absuelto por defectos procesales, que no de fondo, y se libró Vd. de las sanciones que le impusieron varios institutos judiciales italianos. Quedó Vd. limpio de polvo, pero no de paja.

Segundo.- Vd. dirigió al Barcelona durante la época en que su club pagaba una millonada a Enríquez Negreira, Vicepresidente del Colegio de árbitros en activo. En la época que Vd. dirigió al Barsa fue cuando a Negreira más se le pagó. El fútbol español sigue esperando una reparación ante tanta corrupción.

Tercero.- Tras su paso por el Bayern Múnich, a la que no tengo nada que objetar porque los dirigentes del Bayern son gente honrada y decente, fue Vd. a parar al Manchester City, con un equipo directivo hecho de nuevo a su medida, proveniente de su entorno culé cuando Vd. dirigía al Barsa: Ferrán Soriano, Txiqui Begiristáin, Manel Estiarte, es decir, la flor y nata culé de aquel Barsa que tenía en nómina a Enríquez Negreira y a todo el sistema de ascensos y descensos arbitrales de la Liga española. Casi nada. Con tales mimbres, hizo Vd. un equipo para ganarlo todo, fichando a diestro y siniestro todo lo que había en el mercado, sin reparar en gastos, con la ayuda financiera del Emirato Árabe Unido, con capital en Abu Dabi.

Dice Vd. que lo suyo es "un fútbol pragmático", y yo le digo que eso está muy bien, pero que además debe ser un fútbol legal y conforme a las normas que rigen para todos y que Vd. se pasa por el forro programático de sus partes, cosa esta muy culé, y por la que el Manchester City, sus directivos y Vd. están ante los tribunales ingleses para decirles bien las claras que lo suyo es un caso de corrupción deportiva paradigmático.

Su pragmática filosofía deportiva consiste, según lo que Vd. dice, "en mantener el balón lo más lejos posible de su portería". Eso, conforme a las reglas que rigen para todos, es una buena táctica, no se lo voy a negar; lo malo consiste en que, si no se siguen las reglas competitivas válidas para todos, vienen los tribunales y te meten un gol por toda la escuadra, que deja en pura porquería tanta colonia verbal y tanta filosofía fecal.

Por lo tanto, no es el fútbol el que le quiere borrar de la faz de la tierra, Sr. Guardiola. Es Vd. el que ha querido borrar al fútbol de la faz de la tierra con sus trampas e ilegalidad permanentes y ahora hay que hacer que Vd. y los que le han apoyado respondan de sus responsabilidades, para que el fútbol vuelva a brotar verde sobre la faz de la tierra, como estaba hasta que llegó Vd., y el equipo "culé cien por cien" que le apoya, intentando sepultar al fútbol en el interior de Negreira e Inglaterra para siempre.

Espero que, finalmente, pague Vd. y su manera de entender ilegalmente la competición ante la justicia inglesa, lo que no pagó ni ante la justicia española ni italiana. Ya son muchas "justicias injustas" para no creer que es Vd. el justo y todos los demás los injustos. ¿No cree?

Se despide de Vd. deseándole un maravilloso futuro en la Tercera División inglesa, donde seguro que podrá Vd. demostrar todo lo mucho que sabe de fútbol, sin trampa ni cartón, y mucho menos corrupción.

Blanco Nuclear.